martes, 26 de octubre de 2010

TEATRO EVANGELISTA

Los misioneros fueron los encargados de la evangelización de los indígenas, pero ésto no era algo fácil de realizar, ya que había que convencerlos de que todas sus costumbres ancestrales no eran correctas, pero cómo podrían hacerlo si tenían la barrera del lenguaje; muchos frailes elaboraron diccionarios y gramáticas con el fin de salvar esta dificultad de la comunicación.
Cuando los misioneros se dieron cuenta de que los pueblos americanos tenían una larga tradición de representaciones ancestrales, aprovecharon este gusto por el espectáculo para poner piezas sencillas apoyadas con algunos efectos de tramoya (fuegos artificiales, explosiones, olores de azufre, etc.) y aunque no había muchos diálogos, sino palabras aisaldas y sonidos, ésto no fue un impedimento para que tuvieran tanto éxito estas representaciones.
La primera obra que presentaron los misionesros en tierras americanas fue EL AUTO DEL FIN DEL MUNDO, en la que participaron tanto frailes como indígenas. En esta obra se hablaba de Lucía, una mujer muy católica pero que había sido infiel a su marido; cuando muere, Dios la castiga por su grave pecado y la manda al infierno con Satanás. Esta obra tenía la intención de que los indígenas comenzaran a abandonar la costumbre de la poligamia que tenían tan arraigada.
Otros evangelizadores fueron los jesuitas, quienes llegaron a tierras americanas en 1572; supuestamente, su misión era convertir a los naturales, pero en realidad querían dedicarse a la educación de los criollos y fundar un círculo de minfluencia política, social y económica. Su éxito en otras partes del mundo se basaba en sus grandes enseñanzas y representaciones teatrales, las cuales no se hacían en la calle, ni para todo el pueblo, sino en lugares como El Colegio de San Pedro y San Pablo, en los que se instauró un teatro culto, escolar, muchas veces escrito en latín y muy clasicista. La obra de teatro más famosa de los jesuitas fue EL TRIUNFO DE LOS SANTOS, en la que se enaltecían las virtudes del bautizo y la ingtervención de los santos para vencer la idolatría.